Daniela Alanis Mendez
6 oct 2025
Cada 6 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Parálisis Cerebral, una fecha dedicada a visibilizar esta condición neurológica, promover la inclusión y sensibilizar a la sociedad sobre los desafíos y las capacidades de quienes la viven.
¿Qué es la parálisis cerebral?
La parálisis cerebral (PC) es un grupo de trastornos neurológicos no progresivos que afectan el movimiento, la postura y la coordinación. Se debe a un daño o desarrollo anormal en las zonas del cerebro que controlan la función motriz. Aunque la lesión no empeora con el tiempo, sus manifestaciones pueden cambiar a medida que la persona crece.
La PC interfiere en la comunicación entre el cerebro y los músculos, lo que genera debilidad, rigidez o movimientos involuntarios. Puede también estar acompañada de otras condiciones, como convulsiones, alteraciones visuales o auditivas y discapacidad intelectual, aunque no siempre es el caso.
Se estima que ocurre en aproximadamente tres de cada mil nacimientos, y es una afección que dura toda la vida.
Causas de la parálisis cerebral
La parálisis cerebral puede originarse antes, durante o poco después del nacimiento, o en los primeros años de vida, cuando el cerebro aún se está desarrollando. En muchos casos, se desconoce la causa exacta, pero entre los factores identificados destacan los siguientes:
Durante el embarazo
Daño en la materia blanca del cerebro: interrumpe las señales entre el cerebro y el cuerpo. Es más probable entre las semanas 26 y 34 de gestación.
•Desarrollo cerebral anormal: puede deberse a infecciones, fiebre, traumatismos o mutaciones genéticas que alteran la formación del cerebro.
•Sangrado cerebral fetal: los accidentes cerebrovasculares en el útero pueden causar daño por ruptura u obstrucción de vasos sanguíneos.
•Falta de oxígeno (hipoxia): la presión arterial baja en la madre, desprendimiento de placenta, problemas del cordón umbilical o traumas durante el parto pueden limitar el flujo de oxígeno al cerebro.
Después del nacimiento
En una pequeña proporción de casos, la parálisis cerebral es adquirida, es decir, se desarrolla después de los 28 días de vida. Las causas pueden incluir:
•Infecciones como meningitis o encefalitis.
•Accidente cerebrovascular o trastornos de coagulación.
•Traumatismos craneales por accidentes o maltrato infantil.
Factores de riesgo
•Nacimiento prematuro.
•Bajo peso al nacer (menos de 1.5 kg).
•Infecciones maternas (como corioamnionitis).
•Sangrado cerebral.
•Exposición prenatal a sustancias tóxicas o drogas.
•Complicaciones en el parto (causa de solo 5 a 10% de los casos).
Tipos de parálisis cerebral
•Existen cuatro tipos principales de PC, según las alteraciones del movimiento que predominen:
1. Espástica: la más común. Se caracteriza por rigidez y reflejos exagerados. Puede presentarse como:
•Diplejía espástica: afecta principalmente las piernas.
•Hemiplejía espástica: afecta un lado del cuerpo.
•Cuadriplejía espástica: afecta los cuatro miembros.
2. Atetoide (o discinética): movimientos involuntarios, lentos y retorcidos.
3. Atáxica: problemas de equilibrio y coordinación.
4. Mixta: combinación de las anteriores.
Los bebés con PC suelen presentar retrasos en hitos del desarrollo motor, como sostener la cabeza, sentarse, gatear o caminar. También pueden observarse:
•Rigidez o flacidez muscular.
•Movimientos involuntarios.
•Reflejos persistentes que deberían desaparecer con el tiempo.
•Problemas para tragar, hablar o coordinar movimientos.
Ante cualquiera de estos signos, es fundamental consultar con un pediatra o neurólogo infantil.
El diagnóstico se basa en el examen físico y en el historial prenatal y perinatal del niño. Puede incluir estudios como:
•Resonancia magnética (MRI) y tomografía computarizada (CT) para observar estructuras cerebrales.
•Examen neurológico para evaluar reflejos y tono muscular.
•Pruebas metabólicas y genéticas para descartar otras causas.
•Análisis de la marcha, rayos X y estudios complementarios según el caso.
Generalmente, el diagnóstico se confirma entre los 6 y 12 meses de edad, cuando se evidencian retrasos en el desarrollo motor.
Tratamiento y acompañamiento
La parálisis cerebral no tiene cura, pero un tratamiento temprano y multidisciplinario puede mejorar significativamente la calidad de vida.
El manejo puede incluir:
•Rehabilitación física y ocupacional.
•Terapia del habla y fonoaudiología.
•Apoyos ortopédicos (férulas, sillas adaptadas).
•Medicamentos o inyecciones para reducir la espasticidad.
•Cirugías correctivas en casos de deformidades o contracturas severas.
El equipo de atención suele estar formado por pediatras, neurólogos, fisiatras, terapeutas físicos, terapeutas del lenguaje, ortopedistas y psicólogos.
Claves para acompañar a una persona con parálisis cerebral
1. Detección temprana: consultar ante retrasos motores o dificultades para moverse.
2. Estimulación adecuada: la fisioterapia y la terapia ocupacional favorecen la independencia.
3. Apoyo escolar y familiar: la inclusión educativa y emocional fortalece la autoestima.
4. Entornos accesibles: eliminar barreras físicas y ofrecer dispositivos de apoyo mejora la autonomía.
5. Hábitos saludables: alimentación equilibrada, descanso y actividad física adaptada son fundamentales.
Cada niño con parálisis cerebral nos recuerda que la fuerza no siempre se mide por la velocidad o la destreza física, sino por la capacidad de superar desafíos día a día. Cada sonrisa, cada paso, cada logro, por pequeño que parezca, es un triunfo de coraje, esfuerzo y amor. La parálisis cerebral nos enseña a valorar la perseverancia, a celebrar las diferencias y a construir una sociedad más inclusiva, donde cada persona, con sus habilidades únicas, pueda brillar con su propia luz.
La parálisis cerebral no limita la inteligencia, la creatividad ni el valor de una persona. Con acompañamiento, accesibilidad y políticas inclusivas, quienes viven con esta condición pueden desarrollar plenamente su potencial.
Reconocer, incluir y apoyar no solo mejora la vida de quienes tienen parálisis cerebral, sino que enriquece a toda la sociedad.
