Daniela Alanis Mendez
25 jul 2025
El cobro de piso no solo asfixia a los trabajadores: los mata. Irma es solo 1 de millones atrapados entre el miedo y el olvido.
Irma Hernández Cruz era una maestra jubilada que, para mantenerse activa económicamente, decidió trabajar como taxista. El pasado 18 de julio fue privada de su libertad a plena luz del día en el centro de Álamo Temapache, Veracruz. 6 días después, fue hallada sin vida en un rancho ubicado a más de 40 kilómetros del lugar dónde la secuestraron.
Irma tenía 62 años y no solo fue maestra y taxista: fue una mujer que educó a generaciones, formó ciudadanos y, como muchos jubilados en México, se vio obligada a seguir trabajando para poder sobrevivir. Su trato amable y respetuoso le ganó el cariño de vecinos, colegas y pasajeros. Muchos la describen como una mujer comprometida, luchadora y cercana. Su asesinato conmocionó profundamente, pues muchos sintieron su pérdida como la de una madre o una vecina entrañable.
El hecho ocurrió a las afueras del mercado municipal, sobre la calle Sor Juana Inés de la Cruz, cuando Irma fue interceptada por integrantes del grupo armado y fue obligada a subir a una camioneta mientras varios testigos observaron sin intervenir. Días después, su imagen conmocionó las redes sociales: apareció arrodillada, con las manos esposadas y rodeada de más de 10 hombres encapuchados que la apuntaban con armas largas.
En el vídeo publicado, Irma pronunció las que serían sus últimas palabras
"Con la mafia veracruzana no se juega, paguen su cuota como debe de ser con ellos... O van a terminar como yo"
La Mafia Veracruzana opera con una impunidad alarmante en amplias regiones del país, replicando el patrón de otros grupos criminales que han sembrado el terror donde el Estado ha sido rebasado. Imponen sus propias reglas, cobran cuotas y asesinan sin enfrentar consecuencias. Sus actividades delictivas se extienden a municipios como Tuxpan, Pánuco, Tantoyuca, Tihuatlán, Naranjos y Álamo Temapache, donde ejercen control social a través del miedo.
Este grupo se ha caracterizado por su extrema violencia y por estrategias que buscan presentarlos como una especie de autoridad paralela. En ocasiones, se autodenominan “justicieros” que no se meten “con la gente buena”; sin embargo, la realidad los desmiente. Se les vincula con secuestros, ejecuciones públicas, extorsiones, desmembramientos y el tráfico de drogas, migrantes y combustibles. Su presencia deja una estela de terror e incertidumbre entre comunidades abandonadas a su suerte.
La noche del jueves 24 de julio del 2025, 6 días después de su privación de libertad, la Fiscalía General del estado de Veracruz confirmó el hallazgo del cuerpo en un rancho entre las comunidades de buenos aires y teoetzintla. Un equipo forense logró identificarla y se notificó a la familia, la fiscal general, Verónica Hernández Giadáns, aseguró que no habrá impunidad y que se aplicará todo el rigor de la ley.
El asesinato de Irma no es un caso aislado. En la región del norte de Veracruz, comerciantes, transportistas y trabajadores independientes son víctimas del llamado "cobro de piso" una práctica de extorsión sistemática, pues el 10 de junio, Jorge Néstor, otro taxista de la misma ruta fue privado de su libertad y continúa desaparecido.
Irma no era una víctima colateral, era una mujer trabajadora, maestra jubilada, madre, taxista. Fue secuestrada y asesinada por el narco sin que hubiera rescate ni protección. ¿Cuántas más tendremos que perder para que las autoridades dejen de simular y actúen con verdadera voluntad?
